La empresa Sancor Seguros inauguró su nueva sede corporativa de 15.000 metros cuadrados; invirtió cerca de 32 millones de dólares.
El desarrollo de plantas y edificios corporativos de última generación no se limita sólo a la Capital y el conurbano. En los últimos tiempos, varias son las grandes empresas del interior que se sumaron a esta tendencia y comenzaron a apostar fuerte a la expansión y el crecimiento con la construcción de inmuebles en los que la sustentabilidad es el denominador común.
Entre éstas se encuentra el Grupo Sancor Seguros. Sinónimo de la localidad santafecina de Sunchales, la compañía acaba de inaugurar su nuevo edificio corporativo de 15.000 m2, en el que realizó una inversión cercana a los 32 millones de dólares.
El grupo es una compañía de capitales nacionales con más de 1500 empleados y 50 oficinas distribuidas en todo el país, desde Ushuaia hasta Jujuy. Pero no sólo eso, sino que extiende su presencia a Brasil, Uruguay y Paraguay. Con una cartera de más de tres millones de clientes, es una de las firmas aseguradoras con mayor patrimonio neto del mercado y una de las de mayor facturación del país. Para expresarlo en números, el último ejercicio mostró un crecimiento superior al 30% y cerró el año con una facturación superior a los 3000 millones de pesos.
Semejante desarrollo implicó una expansión tal que impuso la construcción de una nueva sede corporativa, acorde con el presente y el futuro de la compañía. Néstor Abatidaga, gerente general del grupo, expresó que la inauguración de este edificio viene a concretar un viejo anhelo de la aseguradora: “Hace algunos años comenzamos a evaluar la posibilidad de contar con un edificio que se adecuara a nuestras nuevas necesidades producto del crecimiento que veníamos experimentando. Es que no sólo nos expandimos en cantidad de personal (sólo en Sunchales tenemos 800 empleados), sino también en el desarrollo de nuestro cuerpo de ventas y en el propio crecimiento de la economía nacional, que nos fortaleció y nos permitió colocarnos como uno de los líderes del mercado asegurador argentino”, explicó.
Así, en diciembre de 2007 comenzaron los trabajos del nuevo edificio corporativo. El lugar elegido para levantarlo no fue casual, ya que se buscó un predio que tuviera buenos accesos, facilidades de comunicación con toda la región y que posibilitara futuras expansiones. Por eso, la parcela de 15 ha en el km 257 de la ruta nacional 34 apareció como ideal, no sólo porque cumplía con los requisitos anteriores sino porque se encontraba en un entorno natural especial.
El proyecto fue encargado al Estudio Jeffrey Berk-Aníbal Cianfagna Arquitectos Asociados, que planificó un edificio sustentable y en armonía con el entorno. Según sus realizadores, “se decidió repartir el espacio en tres plantas: una de servicios y otras dos operativas. A su vez, este bloque se subdividió en cuatro sectores. En el primero se encuentra el área institucional de la empresa y por eso se desarrolló mostrándose francamente sobre la ruta”. En la zona de acceso, donde se ubica el área institucional, se encuentran la recepción, un gran lobby, el hall de distribución y exposición, las salas de reuniones, el museo y el auditorio; en la planta superior se ubican la presidencia, las secretarías, la sala del consejo, un estar de consejeros y la gerencia general. Finalmente, en el basamento se hallan el comedor del personal, gimnasio, cocheras y demás salas técnicas.
Además, desplazado del foco principal, hay un quinto edificio que funciona como hotel para uso de los consejeros del grupo de distintas provincias, para que puedan alojarse cuando acudan a Sunchales.
Por otra parte, adyacente al predio se encuentra el Aeroclub Sunchales (el aeródromo de la compañía), construido en 2006. Cuenta con una pista de 1500 metros de largo y permite que operen aviones de hasta 20 toneladas, lo cual posibilitan una comunicación ágil con otros puntos del país e incluso con el exterior.
Conciencia verde
Otro punto destacable del edificio con sus aspectos sustentables. Según explicaron desde la dirección de obra, “en cada decisión de arquitectura se trataron de poner en valor aspectos tanto sustentables como económicos ligados al diseño, la materialización del proyecto y el ahorro energético”.
En ese sentido, el aprovechamiento del agua fue uno de los temas centrales. Como la napa del lugar es de alta salinidad se buscó recoger y aprovechar al máximo el agua de lluvia para reutilizarla en el riego y como reserva contra incendios. Para eso, los techos fueron realizados en chapa y se dispusieron de tal forma que las precipitaciones decanten en varios espejos de agua interconectados que, a su vez, rebalsan en una laguna principal con capacidad de 1.200.000 m3. A su vez, estos espejos si bien son poco profundos tienen mucha superficie, lo cual hace que humedezca el viento y que así se atemperen las temperaturas de la fachada.
En cuanto a los efluentes cloacales se recolectan en una planta de tratamiento que separa los barros de los líquidos y éstos, a su vez, son distribuidos para el riego de un sector del parque.
Por otra parte, sobre las cubiertas se colocaron ocho colectores solares que proveen agua caliente a los baños de los sectores operativos y de la cocina, y cuando éstos no alcanzan cada sector de baños posee su propio termotanque eléctrico.
Las fachadas fueron confeccionadas con doble vidriado hermético que permite un mejor regulamiento de la temperatura. En lo que respecta a la climatización se realiza por un sistema central integral frío-calor, regulado por un sistema de volumen de aire variable que permite regular los caudales de cada sector en función de sus necesidades y ajustarlos por sensores de acuerdo con las necesidades de temperatura de cada sector.
Este sistema, junto con otros también colocados (como de torres de enfriamiento por agua que utilizan refrigerantes ecológicos), permite lograr un importante ahorro de energía al ser utilizado solamente de acuerdo con las necesidades del momento.
Para complementar estos aspectos sustentables, se aplicó tecnología Building Management System, que permite integrar los distintos sistemas a un administrador “inteligente” a fin de programar y controlar los parámetros de funcionamiento de iluminación, aire acondicionado, sonido, controles de acceso, CCTV, sistemas de detección de incendios y demás.
En el exterior también se tuvieron en cuenta otros aspectos relacionados con el verde. Entre otros puntos, no sólo se plantaron más de 1200 árboles de distintas especies (especialmente, plantas autóctonas) para contribuir con el equilibrio ecológico, sino que todo el terreno tiene un declive natural hacia la cañada Sunchales, por lo que se contruyeron tres canales cruzados para mantener el agua de lluvia que se desplaza en la superficie y que genera humedales.
A futuro
Respecto de las posibilidades de expansión, las obras continuarán, ya que el Grupo adquirió hace poco tiempo un predio lindero de 104 hectáreas en el cual se pretende extender la pista del aeródromo y construir un centro de experimentación y capacitación para ingenieros agrónomos que atienda a todo lo relacionado con siniestros agropecuarios. También se prevé levantar un polo urbano con la construcción de viviendas, comercios y empresas de microtecnología y están en tratativas para conseguir la autorización para fundar la Universidad Cooperativa de Economía Social.
“Desde que nació la empresa, hace más de 65 años, siempre tuvimos en cuenta a la comunidad, lo que nos lleva a pensar en estrategias que brinden agregados de valor a las sociedades donde operamos. Por eso, consideramos que el edificio contribuirá al crecimiento no sólo de Sunchales sino de toda la región. Además, por su ubicación estratégica, permitirá generar un nuevo polo de crecimiento urbano, que promoverá la instalación de empresas de transporte y que generará la extensión de las redes cloacales, de agua y gas, posibilitando de esta manera las bases necesarias para un desarrollo económico multiplicador y sostenible en esa zona”, finalizó Abatidaga..
Diego Cúneo
LA NACION